La renombrada casa de moda británica Vivienne Westwood deslumbró  en la Barcelona Bridal Night, un evento exclusivo que formó parte de  Barcelona Bridal Fashion Week (BBFW). En esta ocasión, la icónica firma presentó su colección Bridal  2026, un despliegue de alta costura que cautivó a los más de 450 asistentes, sumidos en una experiencia única que fusionó la elegancia clásica con una audaz rebeldía y una profunda vena romántica. Este espectáculo marcó un hito al ser el primer desfile de la marca completamente dedicado a su línea nupcial.

El majestuoso edificio histórico del siglo XIX de la Universidad de Barcelona sirvió como el escenario perfecto para este evento tan esperado. Las modelos desfilaron los 34 vestidos exclusivos confeccionados a medida, representando la excelencia de la alta costura. La pasarela serpenteó por el claustro que rodea el jardín central, donde los naranjos en flor añadieron un toque natural y etéreo al ambiente, creando un contraste fascinante entre la arquitectura histórica y la belleza de la naturaleza.

Andreas Kronthaler, director creativo de Vivienne Westwood, compartió sus pensamientos sobre este desfile único:
«El mundo bridal ha sido una parte fundamental de la casa desde que comencé a trabajar con Vivienne en los años 90. Nos llena de alegría presentar nuestra primera colección bridal aquí, en esta ciudad tan llena de historia y cultura. Nos inspiramos en la majestuosidad de sus bulevares y su arquitectura para dar vida a esta colección».
Añadió: «La colección es una amalgama de épocas pasadas, presentes y futuras. El corsé, que es el alma de cada diseño, es un tributo a la figura femenina, realzando su presencia, mientras que la sastrería, con su aire masculino, añade un contrapunto sofisticado y moderno».

La firma británica no solo rindió homenaje a sus raíces, sino que también ofreció una mirada hacia el futuro a través de sus tejidos y estampados. El estampado de rosas, una de sus señas de identidad, fue reimaginado a través de las acuarelas de Pierre-Joseph Redouté, célebre botánico del siglo XVIII. El azahar, símbolo de pureza y belleza, se sumó a la colección, fusionándose con el tul para crear un aire etéreo y romántico. El uso de jacquard en ‘Ausencia de rosas’, combinado con lino, algodón, georgette lavado y chiffon, evocó la sensación de prendas atemporales, como si hubieran sido cuidadosamente heredadas a lo largo de generaciones.

Entre los momentos más memorables de la noche, Andreas Kronthaler destacó el vestido Madame de Pompadour, inspirado en la pintura de François Boucher (1756). Esta pieza, presentada en blanco, es un homenaje a la elegancia clásica, y según Kronthaler, «Vivienne hubiera adorado este vestido, era su favorito de todos los tiempos».

Compromiso con la educación y la creatividad
La colaboración de Vivienne Westwood con las principales escuelas de diseño de Barcelona también se reflejó en el evento. 300 estudiantes de instituciones como IED, LCI y ESDI fueron invitados a una segunda función exclusiva, donde pudieron disfrutar del desfile desde una perspectiva única. En la previa al evento, la marca trabajó junto a los estudiantes en talleres de mentoría, fomentando la creatividad, el diseño sostenible y la expresión artística.