En cualquier momento y lugar, la meditación es un gran aliado para sobrellevar el estrés y la ansiedad que muchas sufrimos hoy en día. Famosos como Jennifer Aniston, Paul Mccartney o Oprah Winfrey son celebridades que se han manifestado como amantes de esta práctica. Y es que introducir este ritual en tu rutina diaria es más fácil de lo que piensas, consiguiendo reducir la preocupación, la tensión y los síntomas de la depresión.

La meditación es una práctica que se lleva realizando desde hace miles de años. Diversas religiones la incluyen en sus rituales, quizás con objetivos diferentes entre sí, pero en todos los casos los efectos son muy positivos para la salud mental y espiritual. Se caracteriza porque permite dominar la mente para alcanzar la conciencia plena, consiguiendo sentir tranquilidad, paz y equilibrio emocional.

¿Cómo funciona la meditación? Al meditar estamos relajando nuestro cuerpo, desactivando el sistema nervioso simpático, activo ante situaciones que requieren estado de alerta o esfuerzo, para activar el sistema nervioso parasimpático, que funciona en situaciones de descanso y relax. Estos dos forman parte del sistema nervioso autónomo, que regula las funciones involuntarias e inconscientes de nuestro cuerpo. La respiración consciente, pausada y diafragmática que se realiza cuando meditas segrega endorfinas y oxitocina, hormonas “felices”, que hacen saber a nuestro cuerpo que no estamos en peligro. Así, se activa el sistema nervioso parasimpático, ayudando a reducir la presión arterial y las tasas de frecuencia cardiaca y adrenalina. 

La práctica continuada de la meditación ayuda a aumentar la interocepción, es decir, el sentido con el que percibimos el estado interno de nuestro cuerpo. Preguntas como “¿Cómo estoy?” o “¿Cómo me siento?” nos permiten tomar conciencia de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones, siempre que se haga sin juicios, con amabilidad y compasión hacia uno mismo. Además, aumenta la autoestima y la seguridad, que mejora la visión hacia la vida porque aumenta la positividad.

Para practicarla, realmente no se necesita ningún material específico ni tener experiencia previa. Solamente unos minutos de calma para respirar, centrarte en el presente, en cómo te sientes, sin ejercer ningún juicio sobre ello. Puedes acompañarlo con música, sonidos o velas aromáticas que te transmitan paz.