En una noche que celebraba a las leyendas de la música, Mary J. Blige no solo hizo historia con su presencia, sino también con su impactante elección de vestuario. La icónica cantante lució un espectacular diseño de Dundas, realzado con detalles artesanales y el brillo incomparable de los cristales Swarovski, capturando la esencia del glamour y la audacia que caracteriza tanto a la moda como al rock and roll.
Para la ocasión, Blige optó por un vestido dorado con una atrevida abertura alta y un elegante escote halter, acompañado de paneles laterales abiertos que dejaban entrever la silueta. La pieza principal se complementó con un majestuoso abrigo ópera de tafetán de seda en color crema, de gran tamaño y con una larga cola, aportando un toque teatral y sofisticado. Como accesorios, la artista llevó guantes largos de ópera confeccionados en napa dorada, un choker dorado con cadena en espiga, y un impresionante arnés de joyería corporal, todos adornados con cristales Swarovski aplicados a mano, reflejando un brillo hipnótico bajo las luces del escenario.

En otra de sus apariciones, Mary J. Blige impresionó con un segundo conjunto igual de audaz: un trench sin mangas de gran tamaño, con relieve de cocodrilo, que destacaba por su abertura pronunciada y una imponente cola. Debajo, un body de malla y cuero completamente cubierto con miles de cristales Swarovski de diferentes tamaños robaba la atención. Cada uno de estos cristales fue colocado a mano, en un proceso meticuloso que tomó más de una semana de trabajo para lograr la máxima precisión y brillo. El look se completaba con un sombrero fedora gigante de charol negro, guantes a juego y botas altas adornadas con puños y polainas de cristal, creando una combinación de texturas y detalles que evocaba el lujo y la rebeldía.

La creación de este intrincado vestuario no solo implicó un despliegue de creatividad y destreza artesanal, sino que también planteó el reto de garantizar que las prendas se adaptaran a los movimientos en el escenario, sin comprometer la visión artística. El resultado fue un look que no solo exaltó la elegancia y fuerza de Blige, sino que también demostró el poder transformador de la moda cuando se convierte en una extensión del arte y la personalidad.